Y llegó el día. Y mi
voz retumba entre estas paredes que durante dos años han sido nuestra casa. No
puedo evitar llorar cuando recuerdo donde fueron los primeros pasos de la
re-peque, o las noches viendo nuestras series favoritas en el comedor, el
momento en el que entramos por esa puerta y mi marido nos miraba con cara de “lo
habré acertado? Seremos felices aquí?”
Y si, lo hemos sido, y mucho. Por supuesto que ha habido
momentos difíciles, pero por soledad, por sentirnos ultra pasados por no tener
a la familia cerca, los amigos de siempre a nuestro lado, a los que llamábamos
en el último momento con “pizza y peli?”.
Miro por la ventana y veo el skyline de la ciudad de São
Paulo, y pienso que es la última mañana que veo recorrer el sol desde sus 8
hasta sus 12. Momento en el que el apartamento recibe el mayor aporte de luz y
de energía. Veo las habitaciones de los niños, inmaculadas, con esos colores
alegres, y oigo mentalmente las risas y los juguetes sonar. Y lloro de nuevo,
porque no se quien las va a volver a ocupar. Vendrán más niños? Volverá a haber
juegos en esta casa? No lo se, y tampoco me debería afectar tanto… pero me
afecta.
Nuestras cosas acabaron ayer en un camión. Me he despedido
de nuestras amistades más directas, de la escuela, del condominio, y aún no me
creo que esto termine, que a muchos no los vaya a volver a ver, y que otros se
conviertan en un contacto en Facebook o una voz en Skype. Necesito pensar que
nos volveremos a encontrar, a abrazarnos, pero sobretodo que continuaremos
sabiendo los unos de los otros.
Tengo una sensación muy rara en la tripa. No son nervios, es
tristeza. No tengo miedo a lo que nos espera en el futuro, al contrario, tengo
la alegría de que mañana volvemos a casa y abrazaremos a las amistades y a la
familia que nos espera allí. Luego, tenemos una nueva aventura, una nueva vida
que hemos de iniciar en Francia, pero saber que con toda certeza nunca
volveremos a esta ciudad, que dejamos un pedacito de nuestra vida aquí para
siempre, me duele mucho.. Me duele la garganta de contener el llanto, y ya casi
no tengo fuerzas para contener las lágrimas. Para que? Estoy muy triste, y no
creo que sea malo que los demás se enteren!
Por suerte, los niños están contentos. Muy ilusionados con
la vuelta a casa. La mudanza para ellos ha sido una aventura. Poder jugar en el
salón a futbol, sin riesgo de romper nada ha sido increíble. Quizás la que
menos lo entiende es la re-peque, que no le ha gustado nada encontrase su
cuarto vacío y ver como colocaban sus peluches en una caja. Lleva días triste,
me lo dicen en la guarde, como si algo lo notará.
Ella y yo tenemos una
simbiosis muy fuerte y, aunque yo siempre les hablo en positivo, creo que capta
realmente mi tristeza.
Ella no recordará esto. Ella a penas a aprendido el idioma.
El resto? , creo que recordarán esta aventura como algo idílico. Aunque los
inicios fueran difíciles, sobre todo para el mayor, creo que ahora va
entendiendo y sintiendo que esto ha sido bueno y muy enriquecedor….
Dentro de unas horas, llegará el propietario y me pedirá las
llaves. Detrás de mi cerraré esta puerta y esta vida será sólo un recuerdo en
mi memoria.
A todos los expatriados nos llega este momento. Para unos,
la marcha es más fácil porque quizás dan por cerrada esa etapa. Para otros es
difícil, porque nos vamos con la sensación de que todavía no era el momento. No
puedo creerme que esté escribiendo este post. Todavía no tocaba, pero la vida
es así.
Hasta pronto Brasil. Hasta pronto São Paulo, Ilabelha,
Ubatuba, Embú, Guarujá y otros tantos lugares que quisimos visitar pero no hubo
tiempo.
Nunca quise pensar en este momento. Nunca lo imaginé. Y
ahora escribimos la despedida en un papel en blanco. Somos los primeros de
nuestra “vez” que nos marchamos. Los primeros de tantos, los siguientes de
muchos. Esto es así. No se que más decir.
Hasta pronto, a todos vosotros que habéis sido parte de
nuestra familia en esta aventura. Os echo de menos ya. Nos hemos dado apoyo
unos a los otros, cariño y seguridad en los momentos difíciles, en los inicios
inciertos y frente lo desconocido.
Gracias, mil. Obrigada. Até!
P.S: El blog siguie “abierto”. No voy a dejarlo aquí. Está
faltando todavía mucho por escribir. Seguiremos “dando guerra” en otra parte.
Os espero a todos!!