Ahhhhh! Cuánto tiempo sin escribir por aquí!
Cuánta
nostalgia de cuando lo hacía de manera periódica, porque eso
significaba que tenía cosas que contar de Brasil, de São
paulo, de nuestra vida en ese país, continente, parte del mundo
fantástica y maravillosa… que hace la friolera de 7 años que
dejamos atrás.
Y qué
me trae de nuevo a publicar aquí? Pues un sentimiento que se
despertó de nuevo, cuando hablando con mi queridísima amiga
brasileña empezamos a recordar lo buena que fue esa etapa en la que
coincidimos allí, en su tierra.
Y
pensé, que de expatriada, o incluso antes! Cuando sopesábamos la
idea de marchar, nunca nos planteamos las consecuencias de dejarlo
todo, cambiar la rutina de nuestra familia y nuestra pequeña vida,
meterlo todo en un contenedor, e irte a hacer las américas. Nunca
pensamos en como eso nos iba a cambiar nuestra manera de entender la
vida, de conocer a las personas, de aceptar los cambios, de entender
las adversidades…
Cuándo
decides cambiar tu vida de esta manera radical, hay que aceptar que
tu nunca más vas a volver a ser tu. Porque una experiencia así te
cambia la perspectiva de todo.
Entiendes
que tu familia nuclear toma unas dimensiones de importancia vitales,
que quizás antes no habías ni sospechado. Lo más importante es
que ellos estén bien.
Aceptas
que tus amigos de siempre y tu familia son ese contacto de whatsap,
esa amistad en instagram o facebook, esa llamada por skype, y que hay
que trabajar mucho más la amistad y las relaciones, para que ellos
no sientan que te fuiste y tu no sientas que dejaste de ser
importante en su día a día. Para estar en la mesa de navidad como
si nunca te hubieras marchado, o para pasar fines de semana en verano
como si fuera ayer que os visteis. Aprendes que hay personas que
salen de tu vida, porque nunca realmente estuviste o estuvieron en
ella, y otras con las que es tan fácil abrazarse, incluso en la
distancia. Es muy revelador y necesario.
Comprendes
que los verdaderos problemas no son los que tenias antes de marchar.
Bueno, en realidad lo que se aprende es a relativizar. Aprendes a
gestionarte tu día a día con lo que tienes y nada más: tu marido y
tus hijos. Aprendes a decir no, hasta aquí, imposible. Aprendes lo
que es soledad, a valorar una conversación con alguien en alguno de
tus idiomas maternos, y lo más importante, que es a lo que iba… A
dar importancia al aquí y al ahora, al mismo tiempo que haces planes
a medio plazo.
De
Brasil echo de menos muchísimas cosas. Cosas que ya sabía entonces
que debía valorar, y cosas que nunca imaginé.
La vida
allí era muy distinta a la que tenemos ahora. Por supuesto. Es
evidente que Francia no es Brasil. Ni en clima, ni en gastronomía,
pero sobretodo, por la gente que allí me encontré.
Echo de
menos a muchísimas personas. Y creo que muchas coincidiremos que,
como ese momento que compartimos, nunca más en ningún otro lugar.
Fue la alineación de los astros, lo que nos llevó a conocernos,
unirnos, y compartir esa experiencia.
Ni que
volviéramos ahora allí. Ellos ya no están. Diáspora. Unos en
Madrid, otros regresaron a Chile, Argentina, Barcelona incluso
México, Florida o New York. Con algun@s
mantenemos el contacto en las redes, y más o menos nos seguimos la
pista a trazos generales. Con otr@s, las
diferencias vitales construyeron muros infranqueables que pusieron
distancia no sólo física.
Mi
amiga, la de la voz que me da un revés al alma. La que me hace
llorar cuando me dice con que nostalgia recuerda esa época, la que
me gustaría saber que un día volveré a ver. Es la voz de Brasil
hablándome de lo importante que fue para mi vida.
Un
antes y un después.
Si eu
poder escolher, eu sei que na minha próxima vida eu vou ser
brasileira.
Saudades.
PS: Qué ha sido de mi en este tiempo?? Ahhhh!!! sólo decir que no somos ya 6aBrasil.... Sino que ahora sómos 6+2 en Lille :p
PS: Qué ha sido de mi en este tiempo?? Ahhhh!!! sólo decir que no somos ya 6aBrasil.... Sino que ahora sómos 6+2 en Lille :p