divendres, 24 de gener del 2020

Esa voz, que te regresa a Brasil


Ahhhhh! Cuánto tiempo sin escribir por aquí!

Cuánta nostalgia de cuando lo hacía de manera periódica, porque eso significaba que tenía cosas que contar de Brasil, de São paulo, de nuestra vida en ese país, continente, parte del mundo fantástica y maravillosa… que hace la friolera de 7 años que dejamos atrás.

Y qué me trae de nuevo a publicar aquí? Pues un sentimiento que se despertó de nuevo, cuando hablando con mi queridísima amiga brasileña empezamos a recordar lo buena que fue esa etapa en la que coincidimos allí, en su tierra.

Y pensé, que de expatriada, o incluso antes! Cuando sopesábamos la idea de marchar, nunca nos planteamos las consecuencias de dejarlo todo, cambiar la rutina de nuestra familia y nuestra pequeña vida, meterlo todo en un contenedor, e irte a hacer las américas. Nunca pensamos en como eso nos iba a cambiar nuestra manera de entender la vida, de conocer a las personas, de aceptar los cambios, de entender las adversidades…

Cuándo decides cambiar tu vida de esta manera radical, hay que aceptar que tu nunca más vas a volver a ser tu. Porque una experiencia así te cambia la perspectiva de todo.

Entiendes que tu familia nuclear toma unas dimensiones de importancia vitales, que quizás antes no habías ni sospechado. Lo más importante es que ellos estén bien.
Aceptas que tus amigos de siempre y tu familia son ese contacto de whatsap, esa amistad en instagram o facebook, esa llamada por skype, y que hay que trabajar mucho más la amistad y las relaciones, para que ellos no sientan que te fuiste y tu no sientas que dejaste de ser importante en su día a día. Para estar en la mesa de navidad como si nunca te hubieras marchado, o para pasar fines de semana en verano como si fuera ayer que os visteis. Aprendes que hay personas que salen de tu vida, porque nunca realmente estuviste o estuvieron en ella, y otras con las que es tan fácil abrazarse, incluso en la distancia. Es muy revelador y necesario.

Comprendes que los verdaderos problemas no son los que tenias antes de marchar. Bueno, en realidad lo que se aprende es a relativizar. Aprendes a gestionarte tu día a día con lo que tienes y nada más: tu marido y tus hijos. Aprendes a decir no, hasta aquí, imposible. Aprendes lo que es soledad, a valorar una conversación con alguien en alguno de tus idiomas maternos, y lo más importante, que es a lo que iba… A dar importancia al aquí y al ahora, al mismo tiempo que haces planes a medio plazo.

De Brasil echo de menos muchísimas cosas. Cosas que ya sabía entonces que debía valorar, y cosas que nunca imaginé.

La vida allí era muy distinta a la que tenemos ahora. Por supuesto. Es evidente que Francia no es Brasil. Ni en clima, ni en gastronomía, pero sobretodo, por la gente que allí me encontré.

Echo de menos a muchísimas personas. Y creo que muchas coincidiremos que, como ese momento que compartimos, nunca más en ningún otro lugar. Fue la alineación de los astros, lo que nos llevó a conocernos, unirnos, y compartir esa experiencia.

Ni que volviéramos ahora allí. Ellos ya no están. Diáspora. Unos en Madrid, otros regresaron a Chile, Argentina, Barcelona incluso México, Florida o New York. Con algun@s mantenemos el contacto en las redes, y más o menos nos seguimos la pista a trazos generales. Con otr@s, las diferencias vitales construyeron muros infranqueables que pusieron distancia no sólo física.

Mi amiga, la de la voz que me da un revés al alma. La que me hace llorar cuando me dice con que nostalgia recuerda esa época, la que me gustaría saber que un día volveré a ver. Es la voz de Brasil hablándome de lo importante que fue para mi vida.

Un antes y un después.

Si eu poder escolher, eu sei que na minha próxima vida eu vou ser brasileira.

Saudades.


PS: Qué ha sido de mi en este tiempo?? Ahhhh!!! sólo decir que no somos ya 6aBrasil.... Sino que ahora sómos 6+2 en Lille :p