Se cumplen 10 años de casados y, con esa excusa, motivo,
ilusión o como lo queramos llamar, decidimos hacernos un regalo, puesto que
nunca, durante este tiempo, hemos sido de regalarnos nada (como mucho, una
cenita de pareja, poco más).
Si, así de sosos hemos sido en 10 años podréis pensar, pero
es que tampoco hemos tenido la necesidad de hacernos ningún regalo cada año por
ese motivo… sólo con recordar ese día y compartir un ratito juntos, con cena
especial (en casa o fuera, porque da igual) y una charla menos sobre el día a
día y más sobre nosotros, como pareja, como padres, como familia… nos ha valido
durante este tiempo…
Pero una cosa si que teníamos clara: para los 10 años, un
viajecito especial. Eso no podía faltar! Y debíamos tenerlo en nuestros planes…
Inicialmente, durante 9 años, nuestra idea era volver a Las Vegas, y casarnos
allí, en un casino (nada de Elvis ni Priscila! Que ya os estoy viendo la
imaginación! Jjjj) Estuvimos allí en nuestro viaje de bodas y la verdad, me impactó muchísimo ese lugar:
como un gran parque temático donde cualquier detalle imaginable tenía su
cabida.
Peeeero, lo que no sabíamos era que estaríamos en SP, así
que, a la hora de hacer números, el precio se disparaba y tampoco es que
estuviéramos más cerca que de Barcelona… así que, replanteamos el destino.
Debía ser uno que fuera fácil y más económico, aprovechando nuestra residencia
actual.
Pensamos en Buenos Aires, en Santiago de Chile, en la Isla
de Pascua… y al final, la respuesta estuvo en un tópico de Brasil: iríamos a
Rio de Janeiro.
Porque Rio? Bueno… quien no ha querido ir a Rio en algún
momento de su vida? Es un lugar que se tiene idealizado, que te viene a la
mente antes incluso que uno acabe de decir Brasil. De hecho, hay quienes
piensan que en Brasil sólo está Rio… Otro motivo para escogerlo como destino de
aniversario fue que nos han comentado que es un lugar que mejor no ir con
niños, y ya que ¾ partes de la prole se iban a quedar con los abuelos, que
mejor oportunidad que esta para ir allí (ahora que ya lo conocemos, creo que a
Rio se puede ir perfectamente con niños, que no hay ningún problema… no se que
tipo de Rio conocen algunas personas, pero la que nosotros visitamos es
completamente compatible con la familia).
Así pues, llegaron los abuelos y nosotros hicimos las
maletas. No sin antes:
- Dejar en la nevera un papel con todos los teléfonos de contacto y direcciones de interés: pediatras, hospitales, amigos cercanos, vecinos…
- Comprobar que en la nevera había víveres suficientes incluso para el caso de que el huracán Sandy decidiera cambiar de rumbo, dejar de hostigar la costa este y venirse para Brasil
- Preparar tres montañas de ropa con el: por si acaso, por si acaso del por si acaso, si hace frío, si hace calor o si quieren ir a una fiesta ibicenca
- Dejar en lugar bien visible, ordenado por edades, las 6 tarjetas de la mutua médica, no fuera el caso que con una por niño no hubiera suficiente
- Repetir mil veces las instrucciones para cada niño para cada día
- Rogar encarecidamente que no hubiera ningún contratiempo o emergencia que alterara el “estatus quo” durante tres días, léase fiebres, lesiones o demás urgencias
- Dejar a todo el mundo avisado de que los abuelos estarían con la prole, por si las flies
Llegó el viernes y a las 03:00 a.m sonó el despertador. El
taxi llegó a las 4:30 y con la re-peque todavía durmiendo, nos fuimos para el
aeropuerto de Congonhas… si si… ese que está “embebido” por la ciudad de SAMPA
y en el que hace no muchos años hubo el desgraciado accidente cuando el avión
se salió de pistas por resbalar en el aterrizaje (la pista estaba mojada por la
lluvia) y fue a parar sobre la gasolinera colindante a la terminal… el
resultado, una gran bola de fuego en medio de la ciudad (creo que post
anteriores ya ilustré la noticia en cuestión)…. En fin! A resumidas cuentas,
que me daba miedo este aeropuerto.
Llegamos al aeropuerto y facturamos el equipaje (debimos ser
los únicos pasajeros que hicimos eso en el vuelo, porque a esa hora y en ese
vuelo sólo iban personas en viaje de negocios cuyo único equipaje era el
portátil.
Pasamos el control y,
on time, nos subimos al avión. Por ser la hora que era, nos dieron una bolsita
con un yoghourt y un mini-bocadillo de queso, que yo no llegué a ver porque,
justo después de atarnos la re-peque y yo como un único “ser” en sendos
cinturones a modo de “no me olvides”, nos dormimos las dos, a ritmo de David Guetta
(si, lo se… pero a mi enana le gustan los videoclips y no tenía mucha oferta en
el teléfono del padre de las criaturas).
Desperté ya en las maniobras de aproximación al aeropuerto.
Justo a tiempo de poder disfrutar las primeras imágenes que nos ofrecía la
ciudad: el puerto, los porta-aviones, el pão de açucar… en ese momento ya me di
cuenta de que íbamos a tener tres días muy intensos por delante si queríamos
aprovechar al máximo nuestra estancia en la ciudad. Rio es mucho más que playa!
Recuperadas las dos maletas de la cinta de equipajes (si, comprobado,
fue el único equipaje que viajó en bodega) nos dirigimos a la búsqueda de un
taxi común (en Rio son amarillos) el cual conseguimos rápidamente y nos
dispusimos a recorrer las calles hacia el hotel.
El taxista, un poco jamelgo, con el ritmo playero, tuvo que
preguntar a unos colegas si el susodicho hotel se encontraba en Ipanema o donde…
Eso si, sin ninguna prisa, parose en medio de la calle, sacó la cabezota por la
ventana y preguntó a un grupillo de colegas ahí también parados : Rio way of
life, pensé. Ni tráfico, ni prisas… Rio me gusta, me dije a mi misma.
Y efectivamente, Rio, un viernes por la mañana (debían no
ser ni las ocho) y el tráfico estaba más que fluido… yo diría que en ótpimas
condiciones…. Que envidia de ciudad!
Limpia, ordenada, con edificios clásicos y modernos, calles
anchas, tiendas coquetas, lanchonetes típicos pero con gusto… No se yo si es
que SAMPA se me antoja demasiado hostil o es que yo miraba Rio con demasiados
buenos ojos, pero el caso es que la primera impresión me gustó mucho y esa
sensación me acompañó todo el viaje, incluso cuando ya vimos las favelas o los
lugares menos turísticos: yo, si puedo escoger, me voy a morar a Rio!
El día no acompañaba, pero daba igual. La primera impresión
de las playas fue especacular: Ipanema, tremenda, la primera línea de mar,
espectacular.
Llegamos al hotel, pero demasiado pronto. Dispuestos a que
nos guardaran en consigna el equipaje y dispuestos a recorrer la ciudad por
nuestra cuenta y riesgo, nos sorprendieron con que nos arreglarían una
habitación para que pudiéramos rehacernos del viaje, puesto que la re-peque lo
agradecería. Nos pareció buena idea así que decidimos ir a dar cuenta del
desayuno del hotel, en el piso 23, no sin antes pasar por el mostrador de
información y pedir detalles sobre las posibles excursiones organizadas
(imprescindible si no se va a tener
mucho tiempo, como era nuestro caso).
Salidas de futebol, a las favelas o excursión completa de 8
horas por la ciudad, con visitas a los lugares más emblemáticos. Si claro! 350
reais por persona! Pero… es que no había alternativa si queríamos tener una
visión general: con sólo un día entero en la ciudad (el sábado) y sin medio de
transporte (no cogimos coche de alquiler) la mejor inversión era coger la
excursión organizada… así que eso hicimos.
Una vez decidido en que ocupar el día siguiente, que íbamos
a hacer con el resto del viernes?
Mientras degustábamos el desayuno, ojeamos una guía local y decidimos movernos
en taxi hasta el barrio de Santa Teresa y allí, pasear y comer. Quizás por la
tarde podríamos tener playa! Dijo el costillo… Él! Que no gusta de la playa
mucho! Quería ir a la de Ipanema! Pero si a nosotros el turismo de playa… como
que no… Quien eres tu! Y que has hecho
con mi marido! Ja j aja!
Una vez instalados en la habitación (que como nos la dieron
para que no esperáramos, nos hicieron un upgrade : habitación con vistas a la
playa y derecho a uso de la sala de estar ejecutiva! Yujuuuu!), nos aseamos,
mudamos de ropa y dispusimos a ir en taxi hasta nuestro destino: visitar Rio de
Janeiro.
Algunos datos:
Rio es la segunda ciudad más grande de Brasil, por detrás de
São Paulo, y la tercera más grande de sur américa (y eso que a mi se me había antojado pequeñita…) que durante
muchos años desempeñó el papel de capital, hasta que fue desbancada por
Brasilia.
Patrimonio de la humanidad por la UNESCO desde el 1 de julio
de 2012. Es la ciudad más visitada del hemisferio sur y es famosamente conocida
sobretodo por sus carnavales , por la samba, la bossa nova, sus playas (Copacabana,
Ipanema, Leblon, barra da tijuca) y por su cristo de corcovado.
La temperatura media anual (de enero a diciembre) ronda los
24 grados.
El nombre original de la ciudad es São Sebastiao do Rio de
Janeiro (en honor al patrón de la monarquía portuguesa), y a los locales les
gusta recordar a los viajeros eso mismo, puesto que Rio de Janeiro es el estado
y no la ciudad. Fue fundada en el siglo XVI por los portugueses, siendo
invadida en numerosas ocasiones durante el s. XVIII por piratas y bucaneros
franceses.
Durante el s.XVII,
durante la era del azúcar, se halló oro y diamantes en Mina Gerais, lo
que convirtió a la ciudad en el puerto más importante de la región. Adquirió
tal importancia, que cuando Napoleón invadió Portugal, la capital se trasladó a
Rio, siendo el único país europeo con la
capital fuera de Europa.
Cuando en 1822 se proclamó la independencia del Brasil con
respecto a Portugal, se mantuvo la capital en Rio.
Desde entonces, la ciudad fue creciendo por donde pudo,
debido a sus limitaciones geográficas, gracias a los túneles que la conectaron
con Botafogo o Copacabana. No fue hasta 1955 cuando se decidió trasladar la
capitalidad del país a Brasília.
Actualmente, Rio se está preparando para el mundial de
futebol del 2014 y será sede de juegos olímpicos del 2016.
Bueno! Pues … que vamos a hacer en Rio por tres días (aunque
llegamos el viernes y nos vamos el domingo y eso nos deja sólo el sábado como
día propiamente dicho)…
- Día 1: Visita al barrio de Santa Teresa
- Día 2: Visita guiada completa: corcovado, Tijuca, favela, catedral, estadio Maracanã, Sambódromo y pão de açúcar y comida em Copacabana... remate final: playa de Ipanema!
- Día 3: jardín botánico
Así pues, voy a mantener el nivel de intriga! Y os voy a
dividir el relato de este viaje en tres entregas... que me voy a dormir y me
caigo de cansancio ya J
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