dijous, 11 de juliol del 2013

Salir de una vida y entrar en otra. De como acaba una experiencia y empezamos con otra.



Meter mi vida y mi nuevo yo en 13 maletas y 6 trolleys de cabina ha sido lo más difícil que me ha tocado vivir en estos últimos tiempos. Creo que nadie, por muy feliz que esté en dejar una vida tras de si, puede afrontar un nuevo “yo” prescindiendo del “yo” del ayer, y en mi caso, es imposible. Me siento como si me obligaran a ponerme una piel nueva, mudando completamente la anterior, y no, eso no va a suceder.
Me sorprendo a mi misma hablando como si todavía viviera en São Paulo,  compartiendo las y experiencias que allí se viven, sintiéndome parte de allí, y creo que eso va a ser así para siempre. Me he llevado Brasil conmigo, y no lo quiero dejar atrás.

Y claro! Han pasado ya tres semanas desde que salí de allí, con el corazón en un puño, maletas por montera y mudanza por otro lado. Me preguntan a menudo que dónde están mis cosas, y yo bromeo diciendo que “en la nube”, como si de dropbox se tratara, porque, realmente, no tengo ni idea de donde paran físicamente, y confío en que alguien esté haciendo el seguimiento.

Borrar tu presencia en un país no es fácil. No te quitas una chaqueta y te pones otra de hoy para mañana. Si bien es cierto que, por el momento, es mucho más fácil iniciar una vida en un nuevo lugar que finiquitarla, burocráticamente hablando. Para empezar, no podemos olvidar bancariamente hablando, a Brasil, almenos por los próximos tres años, porque nos retienen unos impuestos que nos pertenecen, así que deberemos seguir teniendo cuenta bancaria allí durante ese tiempo. Luego está la mudanza, que hasta que no esté en el barco sigue estando en posesión brasileira. No mento la cantidad enorme de amistades que seguimos y seguiremos teniendo allí, que graias a Facebook y a skype podemos seguir manteniendo! Gracias! Tecnología!

Fue duro ccruzar la línea de imigración en el aeropuerto sabiendo que no la volveríamos a cruzar en sentido inverso, y fue duro también llegar a Barcelona y no sentir la misma alegría que siempre cuando volvemos a ver a los nuestros, como sintiéndome traidora por sentir felicidad por pisar mi país del alma, por ser infiel a Brasil. Es extraño de explicar y de entender.

El viaje fue duro, porque empezamos con mal pie: una vez más, se habían olvidado del menú infantil de los niños y, a causa del cinturón de seguridad para bebes que solicité para la re-peque, que me negaron sin darme explicaciones, el sobrecargo me gritó y me dejó injustamente en evidencia frente al resto de pasajeros del avión justo antes del despegue. A todo esto, sumaremos que la re-peque quiso “vengarse” de tal reprimenda injustificada con unas cuantas vomitonas sobre sus mantas, ya que se puso enferma y con fiebre…. Total, un poema de viaje, 11 horas sin apenas descansar, 0 películas, 0 libros, 0 horas de dormir.

La primera semana de estar en casa fue muy extraña debido al jet lag, al cansancio por estrés de los días anteriores y a la tensión por intentar afrontar la siguiente fase: el inicio de nuestra estancia en Francia.

Llegamos el lunes a última hora de la tarde, con vueling, directos a Lille. Atrás quedan los vuelos a Bruselas y posteriores quilómetros en coche por la carretera en eternas obras de mejora! Llegamos ilusionados y expectantes,  con buen tiempo y con la sensación que se tiene justo antes de desenvolver un regalo y descubrir lo que contiene. 

Viajamos ligeros: dos maletas facturadas y el trolley de la re-peque. Los tres mayores se quedaron en casa de los abuelos, para disfrute mútuo y para empezar las clases intensivas de francés. Por unos días fuimos padres de una sola hija, y por unos días, la re-peque nos tuvo en exclusiva. Creo que todos salimos ganando, puesto que un orientation trip con toda la familia lo veíamos inviable para los niños, puesto que se trata de aprovechar al máximo los días para intentar dejar cuantos menos cabos sueltos mejor. Traduccion: casa y colegio vistos para sentencia.

Lo más importante era la escuela, y en base a la ubicación de la escuela, la casa. Sin dirección de residencia no puede salir la mudanza, ni puedes abrir una cuenta bancária, ni puedes domiciliar ningún servicio, etc.

De los cuatro días que estuvimos  allí, el primero el costillo fue a trabajar y me quedé con la re-peque disfrutando del hotel, un antiguo castillo donde nos asignaron una fantástica suite co maravillosas vistas (que diferente a las vistas desde el novotel que nos acogió los últimos tres días en São Paulo!)
El segundo día lo dedicamos a visitar casas y escuelas en Lille y alrededores, y el tercero en Sant Amand des Aux y Valenciennes, con un resultado pésimo y sensación de pérdida de tiempo terrible.

El día de Lille tuvimos una sensación tan diferente a la que tuvimos el primer día del orientation trip en São Paulo! Que era inevitable, para mi, no comparar ambas situaciones. Si en São Paulo todo me era desconocido, tan desconectado de mi, que no me veía viviendo en ninguna de las casas que visitábamos, esta vez era todo lo contrario. Claro que en esta ocasión, la experiencia es un grado, por partida doble: no era nuestro primer orientation trip, y no era nuestro primer contacto con Francia. Aún así, se notaba que no era tan diferente nuestra manera de vivir y de pensar en un “hogar”, como la que tienen en Francia, con respecto a la que tienen en Brasil. Para empezar, no visitamos ningún condominio, las vallas que limitan las propiedades son inexsistentes o testimoniales, se estila la cocina-office como norma general, baños los mínimos con existencia de toilettes independientes, dudoso gusto por la decoración excesiva o “todo vale” con tal de que tenga lo mínimo para vivir, aunque eso signifique tener un lavabo fuera de la casa, lavabos bajo las escaleras, baños inmensos con platos de ducha tras la puerta de entrada o escaleras totalmente verticales.

No. Hay que reconocer que los apartamentos que visitamos en Brasil estaban mucho más pensados para facilitar la vida, mientras que muchas de las casas que visitamos en Francia, algunas centenarias, se veía como primero fue la casa y después se pensó en baños, escaleras y demás.

A pesar de que en muchas de las casas no nos sentimos cómodos, hubo otras (mínimo 3), en las que no fue difícil imaginarnos viviendo en ellas. Aunque perfecta, como un guante, sólo nos sentimos en una: la escogida.

Aunque pasamos muchos nervios el segundo día de búsqueda, porque falló el colegio que nos habían recomendado y en el qe ya dábamos por hecho que íbamos a matricular a los niños, por suerte pudimos, finalmente, escoger escuela y casa de entre nuestra primera opción, con lo que nuestra estancia en Francia finalizó con una excelente sensación de que “todo va a salir bien”.

Así pues, regresamos a casa con las fotos de nuestra nueva casa y con los niños (almenos los tres mayores, que son los que más importan en este momento, escolarmente hablando) ya matriculados.

Hemos podido comprobar que, para los franceses, la escuela a la que asistan los niños no es relevante. Suponemos que es porque confían plenamente en el sistema escolar público, a diferencia que aquí, donde si importa la escuela pública a la que matricules a los niños, o al menos esa sensación generalizada es la que tanto nos preocupa a los padres aquí. Pública o concertada, en Francia, tanto monta monta tanto, puesto que el estado da ayudas por hijo que se pueden destinar perfectamente a pagar la escuela, con lo que, al final, acaba saliendo prácticamente a coste cero.

Luego está el coste de la concertada, muchísimo más barato que en Barcelona, por ejemplo,  supongo que como consecuencia de la alta calidad de la enseñanza pública, que hace que no sea relevante asistir a una escuela concertada, en cuanto a resultados académicos se refiere…. Vamos! Igualito que aquí.
Comentaba todos los detalles de la escolarización: cuota mensual, precio comedor, servicios, etc. con amigos y familia y todos llegábamos a la misma conclusión: que hacen mejor en Francia parra que  sea tan diferente, en cuanto a calidad, funcionamiento y precio, la escuela pública/concertada ??

Luego está el idioma. Todo es tres gentil, tres jolie, fantastique, merci beacoup…. Tan… educado, fino, respetuoso, delicado…que me imagino que debe ser muy complicado tener discusiones de tráfico o con el vecino que te ha montado una fiesta un domingo por la noche y no te deja dormir! Si hasta los insultos suenan bien!

Habrá que acostumbrarse, aprender, integrarse… en definitiva, habrá que empezar de cero. Aunque, por el momento, estamos de vacaciones. Aprovecharemos estos días para recuperar el tiempo con los amigos y la familia, para hacer el intensivo de francés y para ir pensando donde vamos a colocar todos y cada uno de los muebles en nuestra nueva casa.





En la foto, la prueba de que las barraca-frit, comom los de la peli de "bienvenidos al norte", existen y son comunes en la zona del norte. Por supuesto que vamos a provar una!

4 comentaris:

  1. Cuando lees tu magnífica entrada en tu blog, la primera parte te hace sentir nostalgia, lo transmites muy bien, pero la segunda te transfiere una inmensa ilusión por probar nuevas formas de vida.
    Así que me siento muy feliz de que puedas tener esta fantástica vivencia durante los próximos años.
    Como tu dices: ¡todo saldrá bien!

    ¡Un besazo de una sedentaria!

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  2. ¿Seguirás escribiendo en este blog u otro sobre vuestras experiencias? Espero que sí, porque es tan interesante conocer otras formas de vivir de tu mano...

    1beso.

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  3. Ains, Elisabeth! todo saldrá bien porque tiene que salir bien y porque pondremos todo el empeño para que así sea. Con los niños no nos podemos permitir experimento extraños o que n4ao dão certo... :) ya contaré, ya!

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  4. Maria! Por supuesto que mi intención es seguir contando vivencias. Estoy ultimando los detalles y os avisaré convenientemente, aqui y en el grupo fb, de como lo voy a hacer. Me tomaré mi tiempo, eso si, pq entre el día a día, las clases de francés, el cansancio y el verano...poco tiempo me queda para bloggear! en fin....:)
    Que tal te va todo? como han sido estas primeras semabas?? Un abrazo!

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