Uno de los primeros lugares que me recomendaron para visitar
(y más concretamente, me lo recomendó quien era mi contacto directo con la
realidad brasileira desde casi casi el día 0, mi profesora de portugués, Paula
), fue Embú das Artes.
Más o menos, hace dos años, que esta población me rondaba
por la cabeza. No quería marchar de Brasil sin haber visitado la feria de
artesanía que durante los fines de semana se instala en Embú.
Dos años en llante planes o, cada fin de semana, pasaban por
delante planes de visita o de descanso,
y en el que se hacía inviable ir a visitar Embú…
Por fin, quedamos en ir el domingo, con unos amigos de aquí,
que también tienen 4 niños. Quedamos a las 10 (que acabaron siendo las 10:30) a
pesar de la fórmula 1 y el Barça (que por cierto! A estas horas está haciendo
la rúa de celebración de la liga de esta temporada!)
Embú das Artes está a penas unos 30 km de São Paulo, muy
bien comunicada por carretera y autobús .
Más información, aquí:
Como se extrae de los enlaces:
“La región
era habitada antiguamente por los indígenas guaraníes.
En 1554 un grupo de jesuitas fundó la
aldea de Bohi, después llamada M'Boy mirin, en la mitad del
camino entre el mar y el sertão paulista. Como las demás misiones jesuitas de entonces,
tenía el objetivo de catequizar a los indígenas locales, aprovechándolos
también como fuerza de trabajo para las haciendas de la región.
En 1607 las tierras de la
aldea pasaron a manos de Fernão Dias (tío del bandeirante
Fernão Dias, cazador de esmeraldas)pero pocos anos después, en 1624, fueron donadas a
la Compañía de Jesús. En 1690, el Padre Belchior
de Pontes inició la construcción de la Iglesia del Rosario, transfiriendo al
mesmo tiempo el núcleo de la aldea original. En el siglo XVIII,
entre 1730 y 1734, los jesuitas construyeron su residencia anexa a la iglesia,
formando un conjunto arquitectónico continuo de líneas rectas y sobrias.
A mediados
del siglo
XVIII, la aldea era habitada por 261 indígenas.
Además de yuca, trigo y legumbres, producía algodón, que era hilado y tejido
allí mismo por las indígenas. Existen registros de las ventas para Rio
de Janeiro y Bahia
en 1757. Embu
contaba además con una banda de música respetada regionalmente y conformada por
guaraníes,
que dedicaban dos horas en la mañana y dos en la tarde a los ensayos, para
tocar en de misas y procesiones y presentarse en los poblados vecinos.5
En 1760, por orden
de la Corona Portuguesa, los jesuitas fueron
expulsados de Brasil.
A comienzos
del siglo
XIX, la aldea estaba en franca decadencia. Permaneció ignorada hasta 1920,
cuando Duarte Leopoldo e Silva
determinó la primera restauración de la iglesia. En 1939 y 1940 el conjunto de la
Iglesia del Rosario y la residencia jesuita, fue considerado Patrimonio
Nacional.5
Embu fue
elevado a la categoría de municipio en 1959, cuando se separó
de Itapecerica da Serra.“
Supongo que del nombre original M’Boy se pasí a Embu, y que
das Artes vino a través de Cassio M’Boy y su premio en la exposición internacional de
Artes Técnicas, en 1937.
La principal artesanía que se observa en Embu se basa en:
- Cuadros
- Manufactura guaraní
- Antigüedades
- Artesanía cerámica
- Bisutería y mineral
- Cultura hippie (legado de los 60)
Llegamos sobre las 11 y logramos aparcar bastante cerca del
centro (por 4 horas, pagamos 20 reais! Hay parkings más económicos pero
entonces hay que andar bastante hasta la zona de mercado)
Nos dirigimos a la plaza central, donde se ubican
mayoritariamente los vendedores de cuadros, y después callejeamos ente puestos
de todo tipo de artesanía, textil manufacturado, bisutería… Algunos puestos
cuentan con pago electrónico, otros no. A lado y lado de las calles, las
tiendas abiertas, permanentemente durante toda la semana. El mercado, sólo en
fin de semana, no puedo concretar si sólo los domingos.
Hay varios restaurantes donde comer:
Recomendados, Bar buenos Aires y Emporio Santa Helena. En
este último fue donde comimos, por estar en el mismo centro del mercadillo. Con
terraza exterior y comedor interior. Los platos son caros, pero es que son
raciones para compartir entre dos o tres personas: chapas de mamilla, cane
desfiada acebolada, polenta frita, pasteis mixtos… Todo muito bom! Y para los
que éramos, no muy caro.
Entre todo, estuvimos paseando unas dos horas, que para 8
niños, ya es mucho pedir! Peri en ningún momento tuvimos ni sensación de
inseguridad (había muchísimas familias) ni se nos hizo pesado (había gente si,
pero no era un tumulto, se podía pasear espaciosamente)… Había, lo que se
decía, ambiente, pero sin saturación.
El balance, muy positivo. Estuvo a la altura de mis expectativas,
y pudimos comprar muchas cosas de recuerdo! Ente ellas, mis negritas grávidas! Que
en cuanto pueda, os pongo una foto!
Y ahora, me quedan dos cosas por hacer!
- Visitar una tienda de baldosas antiguas
- Visitar Itú!
Lo conseguiremos??
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